Una de las preguntas que más recibimos es: para la adoración de la Santa Cruz, el Viernes Santo, ¿se usa una cruz con o sin Crucificado?
La respuesta es: como se desee. Las normas litúrgicas no disponen nada al respecto.
Hay argumentos a favor de que se la cruz tenga un Cristo. Por ejemplo, que la cruz vale por aquel que le fue cosido con clavos, y por ello es conveniente que tenga la imagen de quien triunfó en el árbol a quien en otro árbol había aparentemente vencido.
Pero también hay argumentos a favor de que no tenga un Cristo, como lo es la invitación a la adoración, que dice “Miren el árbol de la cruz”, haciendo referencia al madero y no al Crucificado; el argumento histórico, de que este rito surgió con una adoración de una astilla de la Cruz y, por tanto, a falta de lignum crucis se hace con una representación de ésta; o que las rúbricas hablan de cruz sin indicar "cruz con la efigie de Cristo Crucificado", como indican en otros lugares (por ejemplo IGMR 117).
Así pues, hay diversos argumentos, pero los libros litúrgicos no especifican nada. En el Vaticano se realiza con una cruz que tiene al Crucificado.