En dos ocasiones la IGMR dispone que el mantel del altar debe ser blanco (nn. 117 y 304). Es frecuente que se usen manteles del color litúrgico del día. Sin embargo, eso no es conforme a las normas antes mencionadas.
¿Por qué debe ser blanco?
Porque el altar representa a Cristo. Jesús es quien venció a la muerte, y el vencedor debe recibir una vestidura blanca (Ap 3, 5). Porque al mostrar su gloria en la transfiguración, las vestudiras de Jesús se volvieron blancas como la luz (Mt 17 21), tan blancas como nadie en el mundo es capaz de blanquear (Mc 9, 3).
El papa san Silvestre encontraba que el mantel y los lienzos que envolvieron al cuerpo del Señor cuando fue sepultado y, por ello, dispuso que el sacrificio del altar fuese celebrado “no sobre sedas o tejidos de color, sino sobre tela de lino, que se cosecha de la tierra, de la misma manera que el cuerpo del Señor fue sepultado con un blanco lienzo de lino” Lib. Pontif. (1, 171).
Si el altar representa a Cristo, el mantel, que es el objeto más próximo, simboliza a los que se han unido a él por medio del Bautismo, los que se han lavado en la sangre del Cordero y así han blanqueado sus vestiduras (Ap 7, 14). Si el mantel representa a la Iglesia, no puede olvidarse que la esposa del Cordero se viste con lino fino de blancura resplandeciente (Ap 19, 7.8).