Celebraciones papales

Celebraciones papales

2A569214061E5607376B1D560722C7.jpg

El antiguo rito

En la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro hoy se observa una puerta de bronce. Anteriormente no existía. En los años que no eran jubilares había un muro que impedía pasar por ahí.

Al inicio de cada Año Santo se derrumbaba ese muro, permitiendo el paso para lucrar la indulgencia plenaria. En esos tiempos se colocaban una puerta de madera por la noche, cuando no se permitía la visita de peregrinos. 

2055717C251E5503CE00185503C824.jpg

En el jubileo de 1950, siendo papa Pio XII, se colocó la actual puerta de bronce en ese lugar. Esa puerta se puede observar desde el exterior, pues por el interior de la Basílica se observa un muro en los años no jubilares. 

Por ese motivo, desde 1500 y hasta 1950 el rito de clausura de la Puerta Santa no consistía en cerrar las dos hojas de la puerta, sino en levantar el muro.

En este rito, el Santo Padre bendecía con agua bendita los ladrillos usados para clausurar la entrada. Esos ladrillos tenían grabados el escudo de armas del papa.

La construcción del muro la iniciaba el papa, quien colocaba ladrillos y argamasa con una paleta ricamente decorada. Después, los albañiles continuaban con la labor.

En el interior del muro se colocaban algunas monedas. Al inicio las monedas simplemente se insertaban en la mezcla. A partir de 1575 se ponían dentro de un cofre metálico en el que también se colocaban las llaves de la puerta y un pergamino en donde se hacía constar la apertura y clausura del Año Santo. Este cofre se colocaba en el centro de la pared, y se dibujaba una cruz para indicar el lugar en donde se encontraba.

 

 

20010106_n3.jpg

El rito tras 1975

A partir del Jubileo de 1975 el rito de clausura de la Puerta Santa se modificó. El era el último en pasar por la puerta, tras lo cual se limitaba a cerrar sus dos hojas.

2C570307581F569BC31828569BBDF6.jpg

 Después, se leía el pergamino en el que constaba la apertura y clausura del Año Santo. Ese pergamino, junto con monedas y las llaves de la puerta, se colocaban dentro de un cofre de bronce. Hecho lo anterior, el papa celebraba la Santa Misa.

Posteriormente se levantaba un muro de ladrillos en la parte interior de la puerta, en donde se colocaba el cofre de bronce.

Esta ceremonia se hacía también en las otras tres basílicas papeles por un cardenal legado en los días previos.

En el Jubileo del año 2000, que fue clausurado el 6 de enero de 2001, en la Basílica de San Pedro se levantó una pared con 4,000 ladrillos que tenían una inscripción en latín con el nombre del papa así como la fecha del año santo. También se colocaron tres ladrillos dorados con el escudo de armas de san Juan Pablo II. Dentro se introdujo una urna de bronce que contenía una medalla de oro del vigesimotercer aniversario del pontificado de Juan Pablo II, 23 monedas de plata correspondientes a los veintitrés años del papado y 17 monedas de bronce que conmemoraban los años transcurridos desde el último jubileo. En el lugar en donde se colocó el cofre se trazó una cruz que indicaba el lugar en donde se encontraba.

En las otras tres basílicas papales se levantó también un muro con ladrillos que llevaban una inscripción en latín con el nombre del cardenal legado que cerró la puerta, así como la fecha del Año Santo. Dentro de cada muro se colocaron cofres con idéntico contenido, aunque realizados por otros artistas. 

 

El rito en el Jubileo de la Misericordia

El Santo Padre se dirigió en procesión hasta la Puerta Santa, mientras se entonó el Himno del Jubileo de la Misericordia. Al llegar, inició la celebración con la señal de la cruz. Después, hizo tres invocaciones: una referente a cada Persona Divina. Tras ello, dirigió el saludo al pueblo.

Luego, dijo una oración, a la que todos responden “Amén”. Concluida, se acercó a la puerta mientras se entonó la antífona “O Clavis David”. Luego, el papa se paró en el umbral de la Puerta Santa y oró en silencio unos momentos. Al final, cerraró las dos hojas de la puerta.

Una vez cerrada la puerta, inició la procesión hacia el altar, en la Plaza de San Pedro. El Pontífice llegó al altar, lo veneró, y lo incensó. Se dirigió a la Sede, y la Misa continuó con el Gloria, prosiguiendo como de costumbre hasta el final.   

El 20 de noviembre el papa Francisco cerró las hojas de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Después de ello, y siguiendo la tradición, se levantó un muro en la parte interior de la puerta. En el centro quedó un hueco, en donde el Arcipreste de la Basílica Vaticana, en presencia de Mons. Guido Marini, colocó un cofre con monedas, las llaves de la puerta y un pergamino en donde se hacía constar la apertura y clausura del Año Santo. Ese muro será derribado para abrir el siguiente jubileo, en 2025, o antes si se convoca a otro jubileo extraordinario.