Una hermosa tradición en Roma es la lluvia de pétalos de rosas.
Antiguamente, el domingo posterior a la Ascensión tenía asignada como iglesia estacional la de Sancta Maria ad Martyres (Rotunda), es decir, el antiguo Pantheon de Agripa. El papa celebraba la misa y en su homilía anunciaba que el siguiente domingo se celebraría Pentecostés. Para dotar de un signo sensible a este anuncio, durante la predicación se hacían caer pétalos de rosas desde la gran abertura del techo.
Ahora la lluvia de las rosas tiene lugar el domingo de Pentecostés, ya sin la presencia del papa. Al terminar la misa, los bomberos de Roma hacen caer pétalos de rosas por los nueve metros de diámetro del “ojo del cielo” del Panteón. Lentamente bajan los pétalos los cuarenta y tres metros de altura del edificio, hasta tapizar el suelo.