Celebraciones papales

Celebraciones papales

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Una antigua tradición de la Diócesis de Roma son las “estaciones cuaresmales”. Cada uno de los días de Cuaresma, se reunía la comunidad en una “iglesia menor” de la Urbe. El papa pronunciaba una oración y desde ahí se partía en procesión, cantando la letanía de los santos, hasta una “iglesia titular” o basílica, donde se celebraba la Misa.

El objeto de la práctica de estas estaciones cuaresmales es el de resaltar la dimensión peregrinante del camino cuaresmal como itinerario hacia la Pascua.

En los antiguos misales se recogía esta tradición, indicando el día y la basílica en la que se celebraba la estación. Así todo el mundo se unía a la Iglesia de Roma. Por ejemplo, se decía: “Miércoles de Ceniza: Feria de primera clase. Estación en Santa Sabina”.

SantaSabina

De acuerdo a esta tradición, el papa acude todos los años a la Basílica de San Anselmo. Ahí pronuncia una breve oración y se inicia una procesión hasta la Basílica de Santa Sabina, en donde se celebra la Misa dentro de la cual se lleva a cabo el rito de la ceniza, como en cualquier lugar del mundo.

La costumbre es que el cardenal presbítero que tiene el título de Santa Sabina sea quien le imponga la ceniza al papa. En este caso, es el cardenal Jozef Tomko.

En el año 2013 no se siguió esta costumbre, porque esa sería la última misa pública que como pontífice reinante celebraría Benedicto XVI, y había mucha gente deseosa de participar en esa Eucaristía, y no iban a caber en Santa Sabina. Por ese motivo, la misa se celebró en la Basílica de San Pedro, y el cardenal arcipreste de esta basílica (Angelo Comastri) fue quien le impuso la ceniza al papa.

En 2016 tampoco se siguió esa costumbre, porque durante la celebración el papa Francisco envió a los “misioneros de la misericordia” a todo el mundo, como parte del Jubileo de la Misericordia. Para dar espacio a todos los misioneros, la Misa se celebraró en la Basílica de San Pedro.