El Manual de liturgia

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A lo largo del año celebramos a la bienaventurada Virgen María.
Existen solemnidades marianas: Madre de Dios (1 enero), la Asuncion (15 de agosto) y la Inmaculada Concepción (8 de diciembre), a las que se suma una solemnidad que también es del Señor: la Anunciación (25 de marzo). Estas cuatro solemnidades se caracterizan por reflejar aspectos de la “obra de Dios” en María y, en consecuencia, por su carácter de celebración de acontecimiento salvífico.
Existen, además, fiestas marianas, en las que se recuerdan momentos de la vida terrena de la dulce Señora: la visitación de Maria a santa Isabel (31 de mayo), su natividad (8 de septiembre), así como una fiesta que también es del Señor: la Presentación en el templo (2 de febrero).
A estas solemnidades y fiestas se le suman algunas memorias, que te refieren a algunas realidades marianas, como que es Madre de la Iglesia (lunes siguiente a Pentecostés), su inmaculado Corazón (sábado posterior al Sagrado Corazon de Jesús), que es Reina (22 de agosto), su santo nombre (12 de septiembre), sus Dolores (15 de septiembre) y su presentación (21 de noviembre); y otras se refieren a sus advocaciones: Lourdes (11 de febrero), Fátima (13 de mayo), Carmen (16 de julio), Rosario (7 de octubre), y Guadalupe (12 diciembre).
Esto se menciona conforme al calendario general. En algunos lugares hay otras memorias marianas (el 12 de octubre, por ejemplo, se celebra a la Virgen del Pilar en España); y hay advocaciones que en determinados lugares tienen otro rango, como la Virgen de Guadalupe, que es solemnidad en México y fiesta en el resto del continente americano.
Como se ve, salvo en abril, todos los meses hay, cuando menos, una celebración mariana.