El Manual de liturgia

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El Santísimo Sacramento se expone para la adoración de los fieles de dos formas. La primera es dejando a la vista el copón. La segunda es colocando la Sagrada Forma en una custodia, para que pueda ser vista por todos. Dependiendo el tiempo en el que esté expuesto, se le llama breve o prolongada.

Manda el Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto a la Eucaristía fuera de la Misa (RSCyCE, en lo sucesivo) que, en todas las iglesia y oratorios se realice, cuando menos, una vez al año una exposición solemne del Santísimo Sacramento para que la comunidad local pueda meditar y adorar más intensamente este misterio (n. 86).

Antes de la exposición, deben encenderse las velas del altar. Si se expone en la custodia, se deben encenderse cuatro o seis; si se hace en el copón, basta con que se enciendan dos. (RSCyCE n. 85). Si la exposición se hace en la custodia, debe emplearse incienso. Si se hace en copón, el uso de incienso es opcional (Ídem). Sobre el altar debe haber un mantel (RSCyCE n. 93) y, si se juzga conveniente, un corporal (CE 1108).

El ministro ordinario de la exposición es el sacerdote o el diácono que al final de la adoración, antes de reservar el Sacramento, bendice al pueblo con el mismo Sacramento. (RSCyCE n. 91). Ellos visten con alba (o la sobrepelliz sobre el traje talar) y de la estola de color blanco. Si la exposición se hace con custodia, deben vestir, además, capa pluvial (RSCyCE n. 92)

Cuando preside un obispo, además, usa la mitra y el báculo si tiene derecho a usarlo (CE 1104). Al obispo debe asistirlo, cuando menos, un diácono, que viste con alba, estola y dalmática (CE 1104 y 1106).

Sin embargo, si la exposición sigue a continuación de una Misa, el sacerdote o el obispo pueden permanecer con la casulla.

Si no hay sacerdote ni diácono, o están legítimamente impedidos, pueden exponer públicamente a la adoración de los fieles la sagrada Eucaristía el acólito y también el ministro extraordinario de la sagrada comunión u otra persona delegada por el Ordinario del lugar. Ellos no pueden dar la bendición con el Santísimo Sacramento (RSCyCE n. 91). Estos ministros lleven o la vestidura litúrgica tradicional en el país, o un vestido que el Ordinario apruebe (RSCyCE n. 92).

Una vez que el pueblo se congregó, el ministro se acerca al altar. Mientras puede entonarse un canto. Cuando preside un obispo, al llegar al altar, entrega el báculo y deja la mitra (CE 1107).

Si la exposición tiene lugar al finalizar la Misa, el sacerdote permanece en el presbiterio y omite el rito de conclusión de la Misa (IGMR 170)

Si el Sacramento no está reservado en el altar en que se va a exponer, el ministro, lo traslada cubriéndolo con el humeral. Lo acompañan algunos ayudantes con cirios encendidos (RSCyCE n. 93). El Santísimo Sacramento puede ser llevado bajo una umbrella.

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Al llegar al lugar en donde va a tener lugar la exposición, deja el copón sobre el altar, o coloca el Sacramento en la custodia. Si la exposición va a ser muy prolongada, el ministro puede colocar la custodia en el trono o expositorio que se encuentre en un lugar más elevado del presbiterio (RSCyCE n. 93). Si la exposición se hace en custodia, una vez colocado el Santísimo, el ministro lo inciensa (Ídem). Si se hace en copón, es facultativo incensar.

Cuando preside un obispo, un diácono es quien expone el Santísimo Sacramento y, en su caso, antes lo traslada (CE1108). Ante el Sacramento el obispo debe retirarse el solideo. Una vez expuesto, el obispo lo inciensa tras colocar incienso en el turíbulo (CE 1109).

Si la exposición va a ser prolongada, el ministro se retira del altar en ese momento.

Tras lo anterior, viene un tiempo de adoración. En este tiempo conviene hacer lecturas de la Sagrada Escritura con homilía, cantos que respondan a la Palabra de Dios, y momentos de silencio sagrado. También puede celebrarse alguna parte de la Liturgia de las Horas, especialmente las Horas principales (RSCyCE n. 95) Aunque la exposición sea breve, debe de adorarse el Santísimo mediante la lectura de la Palabra de Dios, cantos, preces u oración en silencio (RSCyCE n. 89). Si se adora por más de media hora, se lucra indulgencia plenaria (Enchiridion de las Indulgencias, concesión n. 3).

Terminado el tiempo de adoración, si el ministro se había retirado, se acerca, hace genuflexión, y se arrodilla. Si preside un obispo, al regresa con mitra y báculo, pero los deja al acercarse al altar junto con el solideo (CE 1112).

En ese momento se canta un himno eucarístico, por ejemplo, el Tantum ergo, durante el cual se inciensa el Sacramento si la exposición se hace en custodia (RSCyCE n. 97). Si se hace en copón, es facultativo incensar.

Al finalizar el himno, el ministro se levanta u dice “Oremos”. Tras un momento de silencio prosigue con la oración:

“Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.”

Todos responden “Amén.” (RSCyCE n. 98).

Si el ministro es clérigo, en ese momento toma el humeral, hace genuflexión, toma la custodia o copón y hace la señal de la cruz sobre el pueblo. (RSCyCE n. 99). Mientras bendice, un diácono o un acólito puede incensar el Sacramento.

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Acabada la bendición (o la oración, si quien expuso fue un ministro extraordinario), el retira la Sagrada Forma de la custodia la guarda en el viril y lo reserva en el sagrario, o toma el copón y lo reserva en el sagrario. Si el sagrario se encuentra en otro lugar, lo lleva el Santísimo cubierto con humeral y acompañado por ayudantes con cirios encendidos. Si un obispo es quien impartió la bendición, la reserva la hace un diácono (CE 1114). Al reservar el Sacramento en el sagrario, el ministro hace genuflexión, mientras el mueblo hace una aclamación. Finalmente, se retira (RSCyCE n. 100).