El Código de Derecho Canónico en el canon 1211 dispone que “los lugares sagrados quedan violados cuando, con escándalo de los fieles, se cometen en ellos actos gravemente injuriosos que, a juicio del Ordinario del lugar, revisten tal gravedad y son tan contrarios a la santidad del lugar, que en ellos no se puede ejercer el culto hasta que se repare la injuria por un rito penitencial a tenor de los libros litúrgicos.”
Para reparar la injuria, el Ceremonial de Obispos (CE) prevé que sea mediante una celebración penitencial, que puede constituir en una Misa o en una Celebración de la Palabra, aunque es más conveniente que se haga una celebración eucarística (CE 1075) y que sea presidida por el obispo de la diócesis.
En signo de penitencia, se desnuda el altar de la iglesia y se quitan los signos que ordinariamente expresan alegría y gozo como son las flores; además, es conveniente mantener las luces apagadas (CE 1071).
En la celebración se usan ornamentos morados, salvo que por el día no pueda decirse la Misa propia.Rogat
El día y a la hora convenida, el pueblo se congrega en una iglesia vecina o en un lugar cercano al templo injuriado. El obispo, con mitra y báculo, los presbíteros, los diáconos y los ministros, revestidos, se acercan a ese lugar. Al llegar, el obispo deja la mitra y el báculo y saluda al pueblo (CE 1079). Enseguida, el obispo hace una moción e invita a los fieles a orar. Tras una paisa de silencio, dice la oración colecta (CE 1080).
El diácono dice: “Avancemos en paz”, y se organiza la procesión hacia el templo injuriado. Avanza primero la cruz en medio de dos acólitos con cirios encendidos. Siguen los ministros, los presbíteros y luego el obispo con mitra y báculo. Tras el obispo caminan los fieles. Mientras caminan se cantan las letanías de los santos (CE 1081).
Al llegar a la iglesia, el obispo se dirige a la sede sin venerar el altar. Los concelebrantes, diáconos y fieles van a sus asientos. Luego, los ministros llevan un recipiente de agua al obispo, quien la bendice. Tras ello, el obispo, acompañado por los diáconos asperja el altar, la nave, las paredes y al pueblo mientras se canta una antífona (CE 1085 a 1087)
Al concluir la aspersión, el obispo regresa a la sede desde donde invita a orar. Tras una pausa de silencio dice la oración colecta. Tras ello sigue la liturgia de la palabra que se celebra como de costumbre. Sin embargo, la oración universal se omite si se cantaron las letanías de los santos (CE 1089).
Concluida la homilía o la oración de los fieles, el obispo se sienta y recibe la mitra. En ese momento, el diácono y los ministros cubren el altar con el mantel, lo adornan con flores y, colocan la cruz y los candeleros. En este momento pueden encenderse todas las luces de la iglesia. Preparado el altar, los fieles llevan el pan y el vino, que son recibidos por el obispo. Los diáconos y los ministros colocan, mientras tanto, el corporal, el purificador, el cáliz y el misal sobre el altar. Cuando todo está preparado, el obispo deja la mitra, va al altar y lo besa. Luego presenta los dones e inciensa el altar y las ofrendas. Después la Misa sigue como de costumbre (CE 1090).
Si la injuria cometida consistió en una profanación de la Sagrada Eucaristía, al final de la Misa puede hacerse una exposición y bendición con el Santísimo al terminar la oración de después de la comunión (CE 1091)