El Manual de liturgia

El Manual de liturgia

de liturgiapapal

Altar of the Pope

Los altares pueden ser fijos o móviles. Son fijos cunado se construyen de forma unida al suelo y, por tanto, no pueden moverse. Son móviles cuando se pueden trasladar. Los altares fijos se dedican, mientras que los móviles solo se bendicen.

Conviene que en todas las iglesias exista un altar fijo, y que sea de piedra, y de una piedra natural, porque así se significa más claramente a Cristo, que es la “Piedra viva”.

La Instrucción General el Misal Romano indica que debe de construirse “el altar separado de la pared, de modo que se le pueda rodear fácilmente y la celebración se pueda realizar de cara al pueblo”. Lo que parece indicar es que debe de poderse celebrar la misa “cara al pueblo”, pero no obliga a que así sea. Más bien, parece sugerir que la construcción del altar debe de permitir que se celebra “cara al pueblo” o “cara a Dios”.

Los altares fijos se dedican por el obispo. En el momento de dedicarlos vierte el Crisma sobre ellos. También el obispo puede colocar dentro de ellos la reliquia de un santo. Anteriormente era obligatorio. Ahora es potestativo. 

Antiguamente se pedía que fueran de márires, recordando las palabras del Apocalipsis: “Vi al pie del altar las almas de los asesinados por proclamar la palabra de Dios y por el testimonio que mantenían” (6, 9). Actualmente, sin embargo, se permite que sean de cualquier santo y no solo de un mártir (CE 920).

San Ambrosio explica eso diciendo que vienen “las víctimas triunfales al lugar en que la Víctima que se ofrece es Cristo; pero él sobre el altar, ya que padeció por todos, ellos bajo el altar, ya que han sido redimidos por su pasión”.

Las reliquias deben evidenciar, por su tamaño, que se trata de partes de un cuerpo humano, por lo que debe evitarse colocar partículas pequeñas. Debe averiguarse, con la mayor diligencia, la autenticidad de dichas reliquias. Es preferible dedicar el altar sin reliquias que colocar reliquias dudosas (RDIyA, n. 11).

Las reliquias se introducen en un cofre, junto con un pergamino en el que conste el día, el mes y el año de la dedicación; el obispo celebrante; el titular de la iglesia; y el nombre de los santos cuyas reliquias se colocan (CE 932). El cofre con las reliquias no se colocará ni sobre el altar, ni dentro de la mesa del mismo, sino debajo de la mesa, teniendo en cuenta la forma del altar (RDIyA, n. 11)