El Manual de liturgia

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Al final de la Misa en la Cena del Señor, del Jueves Santo, tiene lugar el traslado del Santísimo Sacramento, desde el altar hasta el lugar de la reserva.

Este lugar debe ser una capilla. Cuando el sagrario está habitualmente colocado en una capilla separada de la nave central, conviene que se disponga allí el lugar de la reserva (Normas para la preparación y celebración de la Semana Santa, NPCSS, en lo sucesivo, n. 49). Esta capilla debe ser conveniente adornada con velas, flores y otros adornos (CE 299), que invite a la oración y a la meditación. Sin embargo, no debe perderse de vista la sobriedad y la austeridad propia de esos días (NPCSS 49).

En este lugar debe colocarse un sagrario o una urna, en la que se reservará el Sacramento. Si se usa una urna, nunca debe tener la forma de sepulcro (NPCSS 55). De hecho, deben evitarse expresiones como “sepulcro” o “monumento”, porque no se prepara para representar la sepultura del Señor, sino para conservar la Eucaristía destinada a la comunión en la Celebración de la Pasión del Señor (Ídem).

El Santísimo Sacramento debe colocarse en ese sagrario o en esa urna, pues no debe hacerse nunca una exposición con la custodia ese día (Ídem).

Se debe invitar a los fieles a una adoración después de la Misa en la Cena del Señor, que se prolongue en la noche, en la que es oportuno leer loa capítulos 13 a 17 del Evangelio de san Juan (NPCSS 56). Sin embargo, pasada la medianoche la adoración debe hacerse sin solemnidad (Misal Romano, Misa in Coena Domini, n. 43), dado que ha comenzado ya el día de la Pasión del Señor