El Manual de liturgia

El Manual de liturgia

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Puede suceder que se produzcan involuntariamente accidentes o errores durante la celebración de la Santa Misa. La Instrucción General del Misal Romano ofrece algunas soluciones. También el documento De defectibus in celebratione Missce occurrentibus (De los defectos que pueden ocurrir en la celebración de la Misa), que publicó el Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia el 27 de enero de 1965. Los consejos se basan en la prudencia, el sentido común, la integralidad de la Misa y la reverencia al Misterio.

Algunos de esos accidentes y sus soluciones son los que se anotan a continuación.

1. La iglesia o el lugar donde se celebra la Misa es profanado

Si sucede antes de la Plegaria Eucarística, el celebrante se retira del altar. Si es durante la Plegaria Eucarística, continúa la Misa.

2. Ocurre algo que impida la celebración en ese momento, como una inundación, un ataque o un derrumbe

Si el celebrante aún no consagró las dos especies, se retira; pero si ya consagró, puede comulgar inmediatamente y omitir los demás ritos. Puede llevarse el cáliz y las formas para comulgar mientras sale para proteger su vida y la de los demás, pero también la integridad de las Especies Sacramentales.

 

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3. El celebrante muere o enferma repentinamente, de modo que ya no puede concluir el Sacrificio

Si esto le ocurre entre la Consagración del pan y la Comunión, otro sacerdote debe continuar la Misa desde donde fue interrumpida. Si no se sabe dónde se detuvo la celebración, se atiende a la página en la que estaba abierto el misal, a la posición de la hostia, u a otros signos que permitan hacerse una idea del momento en el que se encontraba. Si se duda si se había hecho o no la Consagración, ésta se repite bajo condición, sobre la misma materia.

Si el accidente ocurrió cuando el celebrante estaba a la mitad de la fórmula de la primera Consagración, no es necesario continuar la Misa. Sin embargo, si sucedió en medio de la fórmula de la Segunda Consagración, el Sacerdote que continúa la Misa debe repetir la fórmula de la Consagración a partir de las palabras "Del mismo modo ...", sobre el mismo cáliz.

Si el sacerdote que ha enfermado puede comulgar, el celebrante que continúa la Misa le da la comunión.

Desde luego, habrá que proporcionarle al sacerdote enfermo o herido toda la atención médica necesaria antes de reanudar la Misa. 

4. El sacerdote, después de la consagración (por ejemplo, al comulgar), se da cuenta de que en el cáliz hay agua en vez de vino

Esto puede ocurrir por equivocación cuando se usa vino blanco o una vinajera de metal señalada con “V” en la que se puso agua. En este caso, el sacerdote vierte el agua en un vaso, y prepara nuevamente el cáliz con vino y lo consagra diciendo la parte de la narración que corresponde a la consagración del cáliz, sin consagrar de nuevo el pan (IGMR n. 324).

5. Un insecto o cualquier impureza cae dentro del cáliz

Si ocurre antes de la Consagración, el celebrante vacía el vino en un vaso. Tras ello, pone en el cáliz más vino y agua, continúa la Misa. Después de la Misa, vacía el vaso y lo purifica.

Si ocurre después de la Consagración y puede beber sin repugnancia aquella impureza junto con la Preciosísima Sangre, continúa la Misa sin perturbarse. Si siente repugnancia, extrae la impureza, la pone en un vaso, y continúa la Misa. Después de la Misa, se quema aquella impureza y dispone de la ceniza dignamente.

Para evitar este accidente, debe de cubrirse el cáliz con la palia.

6. Cae en el cáliz algo venenoso o que provoca vómito

Si sucede antes de la Consagración, el celebrante vacía ese vino en un vaso. Tras ello, pone en el cáliz más vino y agua, lo ofrece (diciendo la mentalmente la oración del ofertorio) y continúa la Misa. Después de la misa vacía el vaso y lo purifica.

Si cae después de la Consagración, o si ha caído antes y sólo se nota después de la Consagración, el celebrante coloca el vino consagrado en otro cáliz. Luego coloca nuevo vino en el cáliz, lo ofrece, lo consagra y continúa la Misa. Después de la Misa, introduce un paño en el cáliz para que absorba toda la Preciosísima Sangre. Ese paño lo coloca en el sagrario hasta que la especie del vino esté completamente seca. Después, quema el paño y dispone la ceniza dignamente.

Para evitar este accidente, debe de cubrirse el cáliz con la palia.

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7. Algo venenoso toca la hostia consagrada

El sacerdote la pone en otra patena o en un copón, y lo guarda en el sagrario. Luego, ofrece y consagra otra hostia. La primera hostia se guarda en el sagrario hasta que se corrompa y, en ese momento, le da un destino digno.

8. Si el sacerdote tiene un lapsus y no recuerda si dijo o no las palabras de la Consagración, o si por el lapsus dijo las palabras consagratorias del pan al vino o viceversa.

Repite la Consagración bajo condición en secreto y continúa en la parte en donde se había quedado

9. La partícula de la hostia consagrada y mezclada a la Sangre en el Rito de la Comunión se queda dentro del cáliz.

Esto ocurre cuando comulga la Sangre de Cristo y la partícula se queda pegada en el cáliz. En este caso, el sacerdote lleva la partícula con el dedo índice hasta el borde del cáliz para que, cuando beba el líquido que vierta en el cáliz para purificarlo, consuma esa partícula.

10. La hostia aparece partida o rota

Si fue antes del ofertorio, el celebrante retira, y toma otra hostia. Si fue después del ofertorio, el celebrante debe consagrarla. Si fue después de la Consagración y antes de la fracción del pan, continúa la Misa.

11. La hostia consagrada cae dentro del cáliz

Si sólo cayó una parte de la hostia, el celebrante continúa la Misa, haciendo todos los ritos con la otra parte de la hostia.

Se cae la hostia entera, el celebrante no la retira del cáliz, pero omite todos los ritos que debía hacer con ella. Comulga a la vez el Cuerpo y la Sangre de Jesús, diciendo: "El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo me guarden para la vida eterna"

12. Por un frío intenso el vino consagrado se congela

El celebrante rodea el cáliz de paños calientes o, si es necesario, lo sumerge con cuidado en un vaso con agua caliente, junto al altar, hasta que la especie se licue de nuevo. Luego, continúa la Misa.

13. Se cae alguna gota de la Preciosísima Sangre

Si cayó en una superficie de piedra o madera, el sacerdote la recoge con un paño. Luego, lava ese lugar y se deshace dignamente del agua usada para la purificación.

Si cayó en sobre un paño, en los ornamentos o en una alfombra, lava veces ese tejido y se deshace dignamente del agua usada para la purificación. (IGMR 280)

14. Todo vino consagrado se derrama antes de la Comunión

Si quedan sólo unas gotas en el cáliz, procede a recoger el Vino derramado como se dijo anteriormente, continúa la Misa y bebe las gotas que quedaron en el cáliz en la Comunión. Si no quedó nada en el cáliz, tras levantar el Vino derramado, vierte nuevo vino en el cáliz, lo ofrece y lo consagra; luego, continúa la Misa en donde se había quedado.

15. Se cae una hostia consagrada o un fragmento

Si cayó en el suelo, el sacerdote la levanta con reverencia, lava el lugar, y dispone dignamente del agua usada para purificar.

Si cayó en un paño, tras levantar la hostia con reverencia, lava el tejido con todo el cuidado y se deshace dignamente del agua usada. (IGMR 280)

16. Se encuentra una hostia sobre el altar o en la patena

Si hay duda si fue consagrada, se guarda en el sagrario, para ser consumida en la Misa después de la Comunión del cáliz.

17. Faltan hostias para la comunión de los fieles

El sacerdote debe ir previendo esta situación y, en su caso, partir las hostias para darle un pequeño pedazo a cada fiel. Pero suponiendo que las hostias no se pueden partir más, que el cáliz está vacío y que es imposible traer más hostias de otra iglesia, en este caso el sacerdote no puede consagrar más pan ni vino. El Código de Derecho Canónico en el canon 927 estipula que “está terminantemente prohibido, aun en caso de extrema necesidad, consagrar una materia sin la otra, o ambas fuera de la celebración eucarística”. Como el Sacrificio ya fue consumado y completo, no pueden consagrarse nuevas hostias por esa prohibición. En este caso, el celebrable puede ofrecerse para celebrar una Misa inmediatamente para los fieles que no han podido comulgar