El sacramento del orden tiene tres grados: diaconado, presbiterado y episcopado. No hay más rangos, dignidades, ni distinciones dentro de estos tres grados desde el punto de vista sacramental. Sin embargo, desde las perspectivas jurídica y litúrgica existen una serie de categorías dentro del presbiterado y del episcopado.
Aunque sacramentalmente todos los presbíteros son iguales, existen dignidades que el papa puede conceder a ciertos sacerdotes, que implican cambios en su vestimenta, y les dan el tratamiento de “monseñor”.
Los títulos que le les pueden dar son tres: Protonotario Apostólico, Prelado de Honor de su Santidad, o Capellán de Su Santidad. El primero es el nivel más alto, seguido por los prelados y, finalmente, se encuentran los capellanes.
Hay que mencionar que también existen algunos presbíteros que, por derecho, se les equipara a obispos porque presiden una comunidad de fieles, y tienen derecho a usar algunas de las insignias litúrgicas propias de los obispos.
Todos los que hemos mencionado, aunque tengan el título de “monseñor”, no son obispos, sino presbíteros.
Hay que apuntar que en enero de 2014, siguiendo indicaciones del papa Francisco, una circular de la Secretaría de Estado ha establecido que el único título honorífico de monseñor en las diócesis será el de “capellán de su Santidad” y podrá ser atribuido solo a los sacerdotes de más de 65 años de edad. Eso no significa la desaparición de los monseñores, como algunos han dicho. Simplemente que cambiaron los reqisitos para esta distinción: se necesita una edad si se trata de un presbítero que trabaja en una diócesis. Respecto a los presbíteros que colaboran con la Santa Sede, siguen existiendo las otras dignidades y no hay una edad.