La cruz arzobispal es un objeto litúrgico, generalmente elaborado en metal, con forma de cruz griega pero con un doble travesaño, siendo el superior un poco más pequeño que el inferior. Es un símbolo de que el obispo o la diócesis tiene la dignidad arzobispal.
La cruz arzobispal es portada por un acólito con la imagen del crucifijo colocada en la parte anterior, caminando delante del arzobispo metropolitano a quien ya le ha sido impuesto el palio, cuando se dirige una iglesia para celebrar una acción litúrgica, revestido con el hábito coral (CE 62 y 79).
Además, es un símbolo que se utiliza acolando los escudos de las armas de los arzobispos, para representar que tiene esa dignidad su titular, con independencia de que sea o no metropolitano.