La Iglesia tiene dos pulmones: oriente y occidente. Aunque profesamos la misma fe, tenemos disposiciones jurídicas distintas y ritos diferentes. El oriente y el occidente reconocemos la primacía del Obispo de Roma y su potestad suprema.
Para significar la potestad del papa sobre oriente y occidente, en las misas pontificales del romano pontífice, celebradas conforme al rito romano, se realizan algunos ritos de oriente desde hace siglos. Uno de ellos es proclamar el Evangelio tanto en latín como en griego.
Otro de los signos litúrgicos de la potestad del papa sobre oriente y occidente era comulgar el Cuerpo de Cristo en la forma occidental y la Sangre de Cristo al modo oriental. En efecto, el oriente sobrevivió la tradición de que, en lugar de beber la Preciosa Sangre directamente del cáliz, usaba una especie de pajilla, popote o cánula llamada fístula, pugillaris, calamus, o cannula, normalmente de oro, para sorberla. Esta práctica fue suprimida por el beato Pablo VI.
En efecto, antiguamente el papa comulgaba una porción de la Hostia en altar y se trasladaba al trono. Después, el diácono elevaba el cáliz a la altura de la frente para que fuera visto por todos y el maestro de ceremonias lo cubría con una palia, y el diácono lo llevaba al trono. Ahí se lo presentaba al papa, quien sorbía la Sangre de Cristo con la fístula, que era un instrumento útil para evitar los accidentes que podían ocurrir al sumir el Sanguis directamente del cáliz fuera del altar.
Después de que comulgaba el papa en el trono, en el altar el diácono sorbía el Sanguis por la parte superior de la fístula, donde está la boquilla, y después el subdiácono sorbía las gotas restantes en la fístula por la parte inferior. Este dejaba la fístula en un bol de cristal, sumía el resto del Sanguis y la partícula del Cuerpo de Cristo, y entonces se llevaban a cabo las abluciones de los vasos sagrados, y al final se sorbía el agua del bol por medio de la fístula, que quedaba así purificada. Luego se secaba todo con purificadores.