Es conveniente que los acólitos, diáconos, presbíteros y obispos, al moverse en las funciones sagradas, deben hacerlo con el mayor decoro.
Para eso, los manuales de liturgia dan algunos consejos. No se trata de reglas legisladas, sino de recomendaciones que hacen manuales. Algunas de éstas son:
1.- Que el cuerpo vaya erguido, la vista recogida, y el paso grave: sin prisa ni lentitud afectada.
2.- Únicamente se camina de frente. No deben darse ni pasos laterales ni debe caminarse hacia atrás, aunque sea poco espacio el que hay que recorrer. Para moverse a un lado o para retroceder primero se gira y después se dan los pasos necesarios.
3.- Cuando hay que hacer un traslado a lo ancho de la nave, el primer paso se da con el pie que esté más cercano al altar; y cuando hay que hacer un traslado a lo largo de la nave, el primer paso se da con el pie derecho.
4.- Mientras se camina, se llevan las manos juntas, salvo que se lleve un objeto en las manos. En caso de que el objeto se pueda llevar con una mano, se lleva con la derecha, y la izquierda se coloca en sobre el pecho.
5.- En caso de que haya que realizar una reverencia, es conveniente que la hagan a la vez todos los que se encuentran en una misma línea. Por ejemplo, si se avanza en procesión de dos en dos, al llegar frente al altar los primeros dos hacen la reverencia, luego los siguientes dos de la fila y así sucesivamente; o si caminan lao acólitos los ciriales, el incensario, la naveta y el diácono en una misma línea para la preparación del incienso y la bendición del diácono antes de la lectura del Evangelio, la reverencia la hacen todos juntos.
6.- Si quien camina lleva un objeto, no hace la reverencia, a diferencia de los demás.
7.- En caso de que una procesión deba de dar vuelta, quien camina más cercano hacia el lugar hacia donde hay que girar debe esperar a que los otros vuelvan a ponerse a su lado para seguir avanzando; de esta forma, se evita que avance más rápido uno, descomponiendo el orden procesional.