El Manual de liturgia

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Una forma de delicadeza con la Eucaristía consiste en no tocar nada con los dedos que han tocado el Cuerpo de Cristo hasta que se éstos purifiquen. La razón de ello es que si cada pedazo de la forma ahora es el mismo Jesús, y se pueden quedar pequeños fragmentos en los dedos, con esto se evita que quede una partícula en algún lugar. 

Las páginas del misal se cambian, la palia, la tapa del copón, la patena, el cáliz y el mismo copón, se toman entre la parte externa del dedo índice y el dedo medio.

Es por ello que los misales, en las páginas que tienen estas partes de la Misa, actualmente tengan unas tiras en los bordes, para que el sacerdote pueda dar la vuelta con la uña del dedo índice y con la yema del dedo medio.

Antes de la reforma litúrgica era obligatorio que tras la consagración y hasta la purificación, el celebrante mantuviera unidos los dedos índice y pulgar.

En la nueva forma no está prevista esta postura, pero muchos sacerdotes no tocan nada con las yemas de los dedos índice y pulgar después de la consagración y hasta la purificación.

Alguien que seguía está práctica era san Juan Pablo II, como se ve en las fotos que acompañan esta entrada, en donde toma el cáliz sin tocarlo con las yemas de los dedos con los que sostuvo el Cuerpo de Cristo. 

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