La Iglesia recomienda conservar y fomentar las celebraciones litúrgicas cuaresmales a modo de las antiguas estaciones romanas (Misal Romano, notas previas del Tiempo de Cuaresma, y Ceremonial de los Obispos 260-262).
Las estaciones pueden tener lugar los domingos de Cuaresma y también en las ferias, si se considera oportuno.
Los fieles se reúnen en una iglesia menor u oro lugar apto, a donde llega el sacerdote revestido para celebrar la Misa, aunque, en vez de casulla puede vestir una capa pluvial. Si celebra el obispo, usa mitra sencilla (CE 261).
Al llegar ahí, el sacerdote saluda al pueblo y puede hacer una monición. Luego reza la oración colecta del formulario de la Santa Cruz, por la remisión de los pecados, por la Iglesia, o bien, reza una de las oraciones sobre el pueblo.
Al terminar esa oración, se coloca incienso en el turíbulo, si se emplea. Y el diácono dice en voz alta “Avancemos en paz”. Tras eso, se ordena una procesión hacia la iglesia en donde se va a celebrar la Misa. Durante ésta se cantan la letanía de los santos, en las que pueden invocarse a los santos propios de la Iglesia local.
Cuando la procesión llega a la iglesia en donde va a celebrarse la Misa, el sacerdote besa el altar y, si se emplea incienso, inciensa el altar. Antes de venerar el altar, si el sacerdote revestía pluvial en la procesión, la deja y viste la casulla.
Luego, omitidos los ritos iniciales y, si se considera oportuno, el Kyrie, el sacerdote reza la oración colecta del formulario de la Misa del día. Luego, la celebración continua como de costumbre, pudiendo rezar la oración sobre el pueblo propia del día.