Algunos piensan que el Kyrie eleison es parte del acto penitencial, y por ello lo sustituyen por algún canto para implorar el perdón divino. Esto no es así. El acto penitencial ya concluyó, con la absolución, antes de estas indicaciones.
Kyrie eleison es una expresión griega. En la edición típica latina se ha mantenido en griego desde antiguo, pero en las ediciones en lenguas vernáculas sí se traduce como “Señor, ten piedad”.
Es una invocación de petición al Señor. Se le puede pedir perdón, pero también otras cosas, como los ciegos que con esta invocación le pedían a Jesús que se compadeciera de ellos para recobrar la vista (Mt 20, 30).
Antiguamente, el diácono proponía distintas intenciones al inicio de la misa, a lo que los fieles respondían “Kyrie eleison”. Para evitar la monotonía en la misma respuesta se intercaló esa invocación con la de “Christe eleison”. Esas peticiones eran recogidas, colectadas, por el sacerdote, quien las elevaba al Padre en la oración colecta, que seguía al Kyrie antes de la aparición del Gloria para ciertos días.
Por tanto, es incorrecto sustituir el Kyrie cantado después del acto penitencial por cantos como “Hoy te vengo a ofrecer mis palabras de perdón
queriéndote decir Cristo yo estoy aquí. Señor ten piedad de nosotros ten piedad de nosotros, se que escuchas mi voz”
Por cierto, en ediciones anteriores se tradujo como “Señor ten piedad de nosotros”, pero esa expresión ya no se usa. No solo podemos pedir “por nosotros”, sino por otros, y por ello se ha modificado.
El Misal Romano contempla varias formas de acto penitencial. En la tercera de ellas, el sacerdote invoca tres veces el perdón de Dios, y el pueblo responde “Señor, ten piedad” o “Cristo ten piedad”, a lo que sigue la absolución.
De usarse esta fórmula de acto penitencial, se omite el Kyrie (IGMR 52), para evitar repeticiones aunque, como se dijo, el sentido del Kyrie y del acto penitencial mes distinto.
A lo largo de la historia el número de veces que se aclamaba Kyrie eleison fue variando, hasta que se estabilizó en tres veces Kyrie eleison, tres veces Christe eleison, y otras tres Kyrie eleison. Nueve invitaciones en total, vinculado a una interpretación trinitaria. Esto se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II, que se redujo a seis invocaciones en total.
Sin embargo, si se utilizan composiciones musicales antiguas, es válido seguir usando las nueve aclamaciones, como lo permite la IGMR (n. 52).
Los actores del Kyrie son todos aquellos que participan de la misa. Como cada aclamación por lo regular se repite dos veces, se puede hacer a dos coros: el sacerdote, el cantor o el coro proponen la aclamación y luego el pueblo la repite. Si en alguna celebración especial la exigencia musical sugiere que deba ser cantado sólo por el coro o la schola, se puede hacer.
Nos dice san Pablo que Jesucristo es el Kyrios, el Señor. Por tanto, la aclamación de la que hablamos viene a ser la alabanza, el honor y el reconocimiento a Cristo, Señor de la gloria, del cielo y de la tierra, a quien nosotros tenemos como Hijo de Dios vencedor del pecado y de la muerte. Y de esa aclamación viene la súplica, la petición dirigida al Señor, para que derrame su gracia sobre nosotros y nos auxilie en medio de nuestra debilidad.