“¡Effeta!”. Jesús le dijo eso a un sordo y tartamudo mientras me tocaba los oídos y la boca (Mc 7, 31-37). Esa palabra y esa acción de Jesús han sido ritualizados para poder tener lugar en la iniciación cristiana.
Como uno de los ritos explicativos del Bautismo de niños, el ministro toca con el pulgar los oídos y la boca del niño mientras que, recordando las palabras que escucharemos el domingo, le dice: “El Señor Jesús que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos te conceda, a su tiempo, escuchar su Palabra y profesar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre”.
En el caso de los adultos, este rito tiene lugar antes del Bautismo. Se sugiere que se lleve a cabo el Sábado Santo, por la mañana, cando se bautiza en la Vigilia Pascual. El celebrante le dice al catecúmeno: “Effetá, que significa: ábrete, para que profeses la fe, que has escuchado, para alabanza y gloria de Dios.”
Hay que señalar que se trata de un rito que solo tiene lugar en donde la conferencia episcopal le hubiese parecido conveniente conservarlo. Asimismo, hay que decir que con motivo de la pandemia algunas conferencias de obispos han pedido que no se realice mientras dura la contingencia sanitaria.
