Está permitido unir la celebración de una Hora del Oficio con la Santa Misa cuando lo aconsejan las circunstancias (OGLH 93).
En este caso, debe presidir el Oficio un presbítero, quien celebra la Misa, el que debe revestirse como para la Misa, con amito, alba, cíngulo, estola y casulla del color del día (IGMR 119).
Una vez revestidos, el sacerdote, el diácono y los ministros se dirigen al presbiterio. Al llegar, saludan al altar con una inclinación profunda, y el sacerdote y el diácono besan el altar y, si se emplea incienso, el sacerdote inciensa la cruz y el altar. Después, se dirige a la sede (IGMR 49).
En el caso de los Laudes y de las Vísperas, la celebración litúrgica omite el rito inicial de la Misa o del Oficio. En los días de feria, se inicia por la invocación inicial y el himno del Oficio; y en los días festivos por el canto de entrada de la Misa con la procesión y saludo del celebrante (OGLH 94).
En el primer caso, el sacerdote iniciará en la sede con la invocación: “Dios mío, ven en mi auxilio: Señor, date prisa a socorrerme", al que sigue el “Gloria al Padre" con el “Como era" y, salvo en tiempo de Cuaresma, el Aleluya. (OGLH 41).
En el segundo caso, una vez concluido el canto de entrada, el sacerdote, de pie, se siga junto con todos con la señal de la cruz. Luego, saluda con alguna de las fórmulas prescritas en el Misal mientras abre y cierra los brazos (IGMR 50).
Posteriormente, se reza la salmodia de la Hora, mientras todos están sentados o de pie, según las costumbres del lugar (OGLH 265). Al inicio de cada salmo y cántico, se reza o canta la antífona (OGLH 123). Después, se canta o recita el salmo o cántico, lo que puede hacerse de tres formas: a) de forma seguida o en directo; b) alternando los versos o estrofas entre dos coros o partes de la asamblea; o c) en forma responsorial (OGLH 122). Al final de cada salmo se canta o reza el “Gloria al Padre…”, y se repite la antífona (OGLH 123). Una vez repetida la antífona, puede dejarse un espacio de silencio (OGLH 202).
Terminada la salmodia, se puede cantar o decir el Kyrie, o puede omitirse y, si las rúbricas del día lo prescriben, se entona el Gloria. Concluida la salmodia, el Kyrie y el Gloria, según sea el caso, el sacerdote celebrante recita la oración colecta de la Misa (OGLG 94).
Después, sigue la Liturgia de la Palabra de la Misa. Se omite la lectura de la Hora del Oficio (OGLH 94). La Liturgia de la Palabra se lleva a cabo como de costumbre. Cuando se unen los Laudes con la Misa de la mañana en las ferias, sin embargo, pueden decirse las preces matutinas en lugar de la oración de los fieles (Ídem).
La Misa continúa como de costumbre hasta la comunión. Al concluirla y, después del momento de silencio, y antes de la oración para después de la comunión, se entona el cántico evangélico con su antífona al inicio y al final, estando todos de pie (OGLH 94 y 263).
Terminado el cántico evangélico, el sacerdote recita la oración para después de la comunión, y concluye la Misa como de costumbre (OGLH 94).