El Manual de liturgia

El Manual de liturgia

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La palia es una pieza de tela cuadrada, reforzada de cartón o madera en su interior, que se coloca sobre el cáliz. La parte superior de la palia se puede adornar ricamente. Si tiene forma redonda se llama hijuela. Su uso es optativo, conforme a la Instrucción General del Misal Romano (n. 142). Sin embargo, es muy conveniente usarla para evitar que el polvo o los insectos entren dentro del cáliz.

Antes de la Misa se coloca sobre la patena con la hostia que, a su vez, se coloca sobre el purificador puesto sobre el cáliz. Se quita para la presentación de los dones y, tras la presentación del vino, se coloca directamente sobre el cáliz. Se vuelve a quitar en el momento de la epíclesis, y se regresa tras la consagración del vino. Nuevamente se quita en el momento de la fracción del pan. Si un diácono asiste a la Misa, él debe de quitarla y ponerla; de lo contrario lo hace el sacerdote. Cuando se descubre el cáliz, la palia suele colocarse sobre el purificador para que el sacerdote pueda tomarla con mayor facilidad. 

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No lo dispone ninguna norma, pero los manuales de liturgia recomiendan que al poner y al retirar la palia del cáliz se coloque la mano izquierda sobre la base del cáliz, con el objeto de evitar que accidentalmente se tire este vaso sagrado. De esta forma, la mano izquierda está en la base del cáliz y con la mano derecha se maneja la palia.

En caso de que accidentalmente se hubiese derramado la Sangre del Señor, debe lavarse con agua el mantel, el altar, la alfombra o la vestidura. El agua empleada para esto debe verterse en el sacrarium de la sacristía, o echarse en una planta (IGMR 280). Tras este paso, los textiles ya pueden lavarse como sea aconsejable para, en su caso, quitar las posibles manchas.

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