El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas, por regla general, no dice nada en voz alta durante las celebraciones en las que sirve. Se comunica con el papa, con los ceremonieros y con los acólitos en voz baja, pero no participa diciendo algo.
Sin embargo, hay dos celebraciones en las que sí dice algo en voz alta como parte del rito.
La primera es en los consistorios para las causas de canonización cuando, al final, le solicita al papa, en nombre de los protonotarios apostólicos, que ordene la confección de un instrumento en el que se haga constar lo ocurrido en el consistorio. Lo hace con estas palabras:
“Protonotarii Apostolici hic praesentes humanissime rogantur ut de precibus in Consistorio actis deque Summi Pontificis allocutione ac deliberatione perhabita super sollemnibus Canonizationibus beatorum… publicum Instrumentum conficiant ad perpetuam rei memoriam.”
Que pueden traducirse como:
“Los Protonotarios Apostólicos aquí presentes amablemente le piden que, de las oraciones, de la alocución del Sumo Pontífice, y de las deliberaciones que han tenido lugar en este Consistorio para la solemne canonización de loso beatos… se levante un instrumento público para hacer perpetua memoria.”
La segunda ocasión en que participa diciendo algo en voz alta es al inicio de un cónclave cuando, una vez que todos los cardenales han jurado, pide a las todos los presentes que no sean electores o el predicador, que abandonen la Capilla Sixtina. Lo hace con una frase muy conocida: “Extra omnes”, que puede traducirse como “Fuera todos”.