El Maestro de Celebraciones Litúrgicas permanece a solas con el nuevo papa en la “sala de las lágrimas", la pequeña sacristía adyacente a la Capilla Sixtina, donde los elegidos visten por primera vez como papas. ¿Puede contarnos cómo le fue con el papa Francisco?
Nos encontramos solos y Francisco me dijo: “Tendrás que ser paciente conmigo, porque soy como un párroco". Un mes después nos encontramos en la misma habitación y le dije: “Santo Padre, ¿recuerda lo que me dijo esa noche?". “No recuerdo nada –respondió– no recuerdo esa noche porque estaba demasiado emocionado y asustado... pero tú estabas más asustado que yo", dijo sonriendo.
¿La proximidad con el Papa, cómo ha cambiado su vida?
Primero que nada, es una bendición para mi fe. Cada vez que me acerco a ese hombre vestido de blanco siento una emoción que no solo es humana, sino, sobre todo, de fe. Otro regalo que recibí es reconocer la complejidad y la grandeza de la Iglesia. Aquí en Occidente vivimos una cierta fatiga, pero en otras partes del mundo observo una gran vitalidad, y entiendo que el Espíritu opera.
Preparar las grandes celebraciones no tiene que ser una tarea sencilla...
Actualmente, la tarea del Maestro de las Celebraciones Litúrgicas es cuidar y preparar todo lo necesario para la vida de oración del papa cuando tiene un carácter público. Hay muchos detalles… lo que se vive y se ve es el producto final de una gran preparación, que comienza aproximadamente un mes antes de cada celebración.
¿Cuáles son los recuerdos más significativos que tiene de las celebraciones litúrgicas vividas con los papas?
Hay muchos. Un Viernes Santo, el papa Benedicto, cuya humildad siempre me ha fascinado, al final de la celebración me dijo con una sonrisa: “Hoy he estado bien", porque se había equivocado al leer algunas cosas. “Sabes –me dijo– en algunos monasterios benedictinos, cuando un monje comete un error, debe ponerse de rodillas en el centro del coro para hacer penitencia… hoy debería hacerlo: arrodillarme y esperar a que una señal para levantarme". El Papa Francisco, un día, durante la Oración de los Fieles, me dijo: “Voltea a la izquierda, y observa a ese padre que tiene a su hijo sobre sus hombros. ¡Es conmovedor! ¡Es lo que Dios lo hace con nosotros!".
Entrevista para Gente Veneta, publicada el 11 de noviembre de 2019