Los acólitos visten amito, alba y cíngulo, o alguna otra vestidura por la Conferencia de Obispos (IGMR 339 y 390). Cuando el acólito es seminarista o religioso, la costumbre legítima es que vistan sobrepelliz encima de la sotana o del hábito.
Respecto a los servidores del altar o monaguillos no hay una regla general que determine su vestimenta, pues corresponde a cada obispo establecer las normas para su diócesis (IGMR 107)
La costumbre legítima es que los monaguillos vistan sobrepelliz encima una sotana (generalmente roja). En algunos lugares se prefiere que sea sin alzacuellos.
En cuanto a los servidores del altar adultos, parece que lo más conveniente es que vistan con su ropa ordinaria, pero digna, para no distinguirse de los acólitos y para no generar confusión acerca de si son clérigos. Pero esta es una decisión que sólo compete al obispo diocesano.
Ver también: Los servodores del altar